pepas con recomendación médica divina

Monday, February 13, 2006

Imposible

Cuanto menos pensaba en ella era mejor.
Su falda...
No se permitía pensar en ella ni dos segundos seguidos.
La punta de su escote...
La boca le temblaba, los dientes se chuequeaban y la lengua se contorneaba.
Su rosada piel...
Era voraz su capacidad de destruir sus propios pensamientos. Lo que le brotaba de la mente.
Sus labios...
Se remordía los labios y se raspaba la frente con sus uñas mordidas. Sudaba.
¡Rojos! Sí, ro...
Probaba su sudor salado que le caía desde la frente y barbilla. Lo degustaba aún dentro de su boca.
Su carita, finita, inocente...
El polo mojado, los dedos con escalofríos saliéndose de las manos y pies, y los vapores de la espalda acompañaban a su inquieto cuerpo.
Hermoso busto, hermoso...
Empezó a gotear la sangre que emanaba de los rasguños en su frente. Los ojos le temblaban y sus párpados se entre abrían involuntariamente. Ya era casi imposible dejar de pensar en el busto, labios, piel, escote, falda... falda de la que cual salían esas piernas moldeadas, coquetas, tímidas y vírgenes...
El pelo se le caía y ya era imposible dejar de verla en su mente. A su costado. Con su cuerpo enredado en ella.
Viviría imposible en el mundo y sólo quedándose con esa imagen de la única vez que la vio; muerta en su ataúd.

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